El Nuevo Acuerdo de Capital de Basilea, de 26 de junio de 2004, conocido comúnmente como Basilea II, pretende la convergencia entre la medición de los riesgos que realizan los organismos supervisores (para determinar los requerimientos de recursos propios) y la medición que realizan las propias entidades de crédito y empresas de servicios de inversión. Es decir, Basilea II es un acuerdo internacional para homogeneizar la legislación y regulación bancaria en materia de riesgo y se basa fundamentalmente en las buenas prácticas de gestión de riesgos de la industria bancaria mundial. Pero Basilea II va más allá de un simple porcentaje mínimo de recursos propios y pretende estimular el desarrollo de unos procedimientos internos de gestión de riesgo adecuados a los riesgos asumidos.
Entre los objetivos de Basilea II destacan: