Las ratios son herramientas muy útiles que nos proporcionan información muy valiosa sobre la salud de una empresa, bien sea la nuestra o la de un cliente.
Para aumentar la efectividad de las ratios es aconsejable comprar los resultados obtenidos con los de años precedentes, con la media del sector al que pertenezca la empresa, con el líder de dicho sector, o con la competencia. De esta forma podremos contextualizar mejor las ratios y podremos darles un significado y una interpretación más concreta y acertada.
Existen numerosos tipos de ratios y dentro de estos tipos numerosos ratios que interpretar. Todos son importante, pero está claro que no todos son igual de importantes.
A la hora de analizar a nuestro cliente habrá que seleccionar aquellas ratios que sean más significativas sobre los aspectos que queremos analizar.
Dentro de las ratios a analizar, son imprescindibles las ratios de liquidez, las ratios de solvencia, las ratios de rentabilidad y las ratios de flujo de caja.
Dos son los peros que podemos encontrar a la hora de realizar los cálculos: Primero, de dónde sacamos la información de nuestro cliente. Segundo, cómo interpretar los resultados. El primer “pero” se soluciona acudiendo al Registro Mercantil para solicitar las cuentas anuales de la empresa/cliente que queremos analizar, ya que será de los balances, cuentas de resultados, etc. de donde sacaremos las cifras a utilizar en las ratios. El segundo “pero” lo resolveré en próximos posts, donde iré comentando las principales ratios, explicando cómo se calculan y, sobretodo, como se interpretan.
Aunque siempre queda el recurso de acudir a un experto, como Axesor, que nos proporcionará todos los datos y todas las ratios relevantes de cualquier empresa, con sus cifras y sus interpretaciones. Más fácil imposible.