Raghuram Rajan es un famoso economista nacido en India, ex economista jefe del FMI: sus estudios se centran en el crecimiento y la influencia ejercida por los ciclos financieros. Su voz es una de las más escuchadas a la hora de diseñar medidas para combatir la crisis financiera actual.
Ahora que todos nos hemos convertido en partidarios de la regulación de los mercados, Rajan duda de que esas medidas sirvan para salvar las economías mundiales de futuras crisis, cuando el pesimismo actual se supere y vuelva la euforia a la economía.
Por ello propone una solución de regulación flexible a prueba de estados de ánimo y de ciclos alcistas y bajistas. Una regulación que permita al sistema financiero protegerse de las crisis y no impida el desarrollo en épocas expansivas:
Esta crisis ha nacido de otras anteriores: Rusia, Argentina, Brasil, México, etc. A raíz de esas crisis los países emergentes tuvieron más cuidado de usar capital extranjero para financiar su demanda interna como venían haciendo. Así, los países emergentes optaron por reducir su inversión, no endeudarse tanto y apostar por un crecimiento más ordenado.
Así, pasados unos años, estos países emergentes pasaron de ser importadores de capital a exportadores de capital, uniéndose a los exportadores tradiciones de dinero como Alemania o Japón. Para muestra un botón: el principal financiador del tesoro público americano es China.
El incremento de ahorro neto generado en una parte del mundo tenía que ser absorbido por el déficit de ahorro en otros lugares. En primer lugar fueron las empresas industriales quienes demandaron este exceso de ahorro, en especial las tecnológicas. Tras la burbuja tecnológica del 2000, estas inversiones pararon y el exceso de ahorro buscó otros caminos.
La política monetetaria relajada con los tipos de interés mas bajos de la historia dio una nueva oportunidad de canalización de ese ahorro. Así comenzó la demanda de dinero por parte de sectores muy sensibles a los tipos de interés: automóviles y vivienda: Los precios de la vivienda en relación a la renta o los precios de alquiler se dispararon en países como España, Irlanda, holanda, Reino Unido y también Estados Unidos.
El siguiente efecto a la demanda de vivienda y disparo de precios fue la expansión de crédito. Los bancos fueron haciendo paquetes de titulaciones hipotecarias que vendieron como activos de mínimo riesgo, garantizados por CDS y con calificación AAA. Las fabricaron como salchichas. Y como salchichas mezclaron en ellas carne de todo tipo, de mejor y peor calidad. No sólo eso: produjeron muchas más salchichas que las que el mercado podía consumir.
En periodos muy cortos de tiempo, los mercados tardan en digerir el riesgo de nuevos productos fruto de innovaciones financieras. Y una innovación fueron las titulaciones hipotecarias respaldadas por CDS (Credit Default Swaps) y calificaciones triple A, donde nadie sabia cual era la mezcla de carne que contenían. Aparentemente no había demasiado riesgo, o parecía muy remoto. El caso es que al final, el riesgo se materializa: El famoso cisne negro de Taleb.
Cuando el precio de las viviendas cayó, comenzó el aumento de la morosidad hipotecaria. Las titulaciones hipotecarias se depreciaron y la financiación se hizo mas difícil.
Busquemos ahora los culpables:
– Los exportadores de ahorro: aunque ellos aun no se vean como tales.
– Los hogares que han gastado más de lo que tenian: En España y en Arizona.
– Las autoridades monetarias que no quisieron aguar la fiesta.
– Los banqueros que se forraron en el corto plazo y dejaron el problema a largo plazo a los contribuyentes.
– Los politicos que vendían votos a cambio de un espejismo prosperidad fácil.
– Los mercados, que premimaron y fomentarion apalancamientos obscenos en las empresas.
Casi todos son culpables, pero con un cómplice común: la euforia generada por el boom. Después de todo, ¿Quién es el guapo que se atreve a contradecir la prosperidad de todos los demas cuando todo parece ir bien?.
Sólo ahora con el fin de la euforia, los politicos intervienenen, las autoridades monetarias se reúnen para regularlo todo y los banqueros evitan cualquier riesgo y no prestan dinero. Ahora aparece la fe ciega en la regulación: justo cuando no hace falta y se precisa lo contrario: que el sector bancario dinamice la economía y que los mercados de dinero funcionen.
En la parte alta del ciclo, el mundo cree en la autoregulación (cuando hacía falta la regulación). En la fase de crisis, todos creen que la solución es la regulación (cuando ya no hace falta porque se ha terminado la fiesta). Conclusión: se necesitan regulaciones a prueba de fases cíclicas de euforia y pesimismo.
Ahora mismo se esta abogando por medidas que supongan fortalecer el capital de los bancos en tiempos de bonanza de forma que se blinden de cierta caída en tiempos de crisis. Esto puede parecer razonable, pero puede ser menos eficaz de lo esperado: En tiempos de euforia las pérdidas parecen remotas y el mercado exige poco capital a los bancos. Si el regulador exige fortalecer el capital, los bancos traspasarán parte de su actividad hacia vehículos de inversion no regulada y no controlada por los bancos centrales como las financiaciones estructuradas para burlar las exigencias de las autoridades, tal como hicieron los últimos años.
Lo mismo ocurre cuando se pretende que los bancos estimulen el crédito en época de crisis: Por mucho que el Gobierno diga que se le está acabando la paciencia con los bancos, la realidad es que existe gran aversión al riesgo y el mercado no presta. Una vez que la crisis y el miedo se superen, volverá la presión para suavizar los requisitos de capital y todos querrán politicas monetarias relajadas en aras a la prosperidad y el crecimiento.
¿Cómo crear estabilidad a traves de los ciclos? Raghuram Rajan propone “Regulaciones contigentes” y flexibles tales como lo que el denomina “Capital Contingente“. Algunos ejemplos serían:
– Más que reforzar los requisitos de capital de las entidades, propone suscribir pólizas de seguro o deuda emitida por instituciones no apalancadas (como deuda pública) y que no se pueda usar como capital o garantía de préstamos en épocas de bonanza. Comprar esos activos podría ser barato en épocas alcistas y servirían para fortalecer el capital en épocas de crisis.
– Otra versión de “capital contingente” en los bancos sería la emisión de deuda especial que automáticamente se convierta en capital cuando el sitema financiero entre en crisis o los ratios de capital de la entidad caigan por debajo de cierto nivel.
Rajan propone también que todos los bancos de cierto tamaño deberían presentar regularmente al Banco Cental un “plan de contingencias” acorde con su situación en cada momento, obligando a los bancos a actualizar dicho plan de forma continua.
Cada crisis ofrece la oportunidad de llevar a cabo reformas. La tentación es regular en exceso en épocas de crisis y liberalizar en exceso en tiempos de euforia. Como alternativa, será mejor pensar en regulaciones a prueba de ciclos.
Rajan tiene razón en cuanto que las medidas se toman a destiempo. Cuando la tormenta pase volveremos a dejar a Keynes atrás y volveremos a la mano invisible. ¿Aprenderemos?.
Lectura Recomendada: Artículo orginal de Rajan
Este economista asume en sus premisas que siempre existirán excesos por parte de la banca durante las fases expansivas: argumenta que por mucho que se regule, los bancos podrán “farbicar” instrumentos financieros que burlen al regulador. Me parece curioso.