Las listas de morosos superan los 2,43 millones de personas en España en mayo

Más de 2,43 millones de personas residentes en España y 306.000 empresas tenían en mayo deudas impagadas con entidades bancarias, grandes compañías o financieras por valor de 14.269 millones de euros, según datos de la Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Crédito (Asnef-Equifax).

Fuentes de este registro explicaron que este incremento del número de morosos en España sigue la tendencia de los últimos meses, acrecentada con la crisis de crédito y liquidez originada por las hipotecas “subprime” en Estados Unidos y con la tendencia alcista del Euríbor.

En los cinco primeros meses del año, el número de operaciones morosas declaradas aumentó el 24,71 por ciento respecto al cierre de 2007, mientras que la subida fue del 37,67 por ciento en relación al mes de mayo de 2007.

Destaca el ascenso de las operaciones de mora de los ciudadanos no españoles residentes en el país, que pasaron de representar el 14,16 por ciento al 24,44 por ciento de los morosos.

Según estos datos, el número de operaciones morosas en mayo ha superado los 4,15 millones de euros, el saldo medio por deudor ha aumentado a 3.438 euros y el número de altas y bajas mensuales se sitúa por encima de 650.000, con más de 11,3 millones de registros modificados mensualmente.

Los gestores de esta lista, que recoge préstamos no devueltos a partir de los tres meses siguientes a la fecha de vencimiento del plazo, esperan que en los próximos meses “la morosidad siga subiendo”.

El registro de Asnef-Equifax se nutre de los datos aportados por 342 entidades, entre las que se encuentran bancos, cajas de ahorro y rurales, financieras de crédito y empresas que gestionan créditos para concesionarios de automóviles o pagos de recibos telefónicos.

Además, distribuidores de petróleo y de electricidad aportan y consultan datos del fichero de morosos de Asnef, del que son dados de baja los clientes que abonan la deuda registrada.

En el registro pueden participar las entidades asociadas o adheridas a Asnef, la Asociación Española de Leasing y la Asociación Española de Factoring y aparecer en él puede ocasionar problemas para recibir créditos de entidades financieras, que acuden a este tipo de registros para conocer la solvencia de sus futuros clientes.

En España existen más de cien compañías y entidades como Asnef que elaboran estos registros para después venderlos o facilitarlos a quien se los solicite, posibilidad autorizada por la Ley de Protección de Datos, que entiende que estas listas son beneficiosas para la actividad económica.

Además, el Banco de España dispone de la base de datos de la Central de Información de Riesgos, donde se recoge la evolución de la morosidad en España.

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La morosidad sube, y a las Pymes les afecta el doble

Con tipos de interés altos y en plena crisis económica, era de esperar que los ratios de morosidad, tanto comercial como bancaria, se incrementaran. Y así está sucediendo.

La morosidad comercial no hace más que crecer en lo que va de año, y no solo crece en el número de impagos, si no que también lo hace, y de manera espectacular, en el importe de los mismos. En enero, febrero y marzo el importe de los efectos impagados aumentó un 48%, 77% y 60%, respectivamente con respecto al año anterior. Y no creo que pare. Y para las Pymes, no sólo resulta un problema que los clientes no paguen (que es un gran problema), si no que las entidades de crédito tampoco nos lo ponen fácil para poder “tapar ese agujero”. Y es que la banca tampoco se libra de la morosidad y eso incide directamente en nosotros.

La morosidad en la actividad bancaria ha aumentado más de un 83% en un año (que se dice pronto). En marzo del año pasado la morosidad, entendida como aquellos instrumentos de deuda que tienen importes vencidos por cualquier concepto (principal, intereses, etc.) bien con una antigüedad superior a tres meses o bien por un importe superior al 25% de la deuda, era de 11.786 millones de euros, y en marzo de este año esa cifra alcanzaba los 21.578 millones. Que en términos relativos supone que el índice de morosidad ha pasado del 0,75% al 1,20% y seguirá en aumento a lo largo de este año.

Si nos centramos en los créditos dudosos de empresas y empresarios (concedidos para financiar la actividad empresarial), en el cuarto trimestre de 2006 el importe ascendía a 5.269 millones de euros, en el cuarto trimestre del año pasado aumentó hasta los 6.963, es decir, un 32% más que hace un año. Y si nos fijamos en el índice de morosidad, éste ha pasado del 0,76% al 1,12%. Y me temo que también aumentará.

Y si nos centramos en el sector de la construcción (y sin tener aún los datos del primer trimestre de este año… que serán peor) nos daremos cuenta que los dudosos contabilizados por las entidades de crédito han aumentado un 56%. Mientras que los créditos aumentaron un 14,25%, los dudosos aumentaron un 78%… y ya veremos cuando el Banco de España publique los datos del trimestre pasado.

Todos estos datos, se reflejan en el día a día de todos nosotros, que ya como individuales o bien como empresas/empresarios, cada vez nos cuesta más acceder a nuevas líneas de financiación y las entidades de crédito cada vez nos lo ponen más difícil para acometer nuevas (y seguramente muy necesarias) inversiones, o simplemente para poder complementar un poco nuestra liquidez, porque seguramente muchos de vosotros tendréis un fondo de maniobra muy justito o incluso negativo. Con lo que en muchas ocasiones el acceso esa nueva financiación o sencillamente una renovación de las líneas de crédito o de descuento pueden resultar fundamentales para poder pasar estos momentos sin excesivos problemas.

Como decía, los clientes no nos pagan por morosos y los bancos no nos financian por si nos convertimos en morosos… las Pymes sufrimos la morosidad multiplicado por dos… ¿o no?

El negocio de los seguros de crédito se dispara con el aumento de la morosidad.

Las pólizas frente a impagos aumentaron un 14% en 2007, muy por encima de cualquier otro ramo. Según las estimaciones del sector, para este año  2008 este ramo podría crecer el 30%.

La actual crisis crediticia está provocando un aumento en el número de los impagos empresariales, ante los que el seguro de crédito se muestra como el gran salvador. Según un estudio una de cada diez empresas españolas presenta un elevado riesgo de impagos en los próximos doce meses. Y la correduría de seguros Jori Armengol & Asociados prevé que la contratación de pólizas contra impagos crezca un 30% a lo largo de este año.

Debido a la crisis inmobiliaria, las empresas proveedoras del sector de la construcción (metalúrgicas, madereras, instalaciones y equipos) son las principales demandante de este tipo de seguro. El brutal crecimiento en la demanda de estas pólizas (de un 200% en el primer trimestre del año respecto al mismo periodo de 2007) ha dado lugar a que estas compañías se enfrenten a primas “tres veces superiores a las que hubieran tenido que abonar en el caso de haber firmado el contrato con antelación, en una situación de mercado normal”, apunta la correduría catalana.

El bróker asegurador Marsh indica que, actualmente, la mitad de las compañías de seguros no da cobertura de crédito a constructoras e inmobiliarias por temor a impagos. El director general de Seguros y Fondos de Pensiones, Ricardo Lozano, recomienda que de ser así -no tiene constancia de que este tipo de empresas tenga dificultades para lograr cobertura de crédito-, las compañías afectadas denuncien el caso ante la Dirección General de Seguros.

Según Crédito y Caución, las insolvencias judiciales registradas hasta marzo crecieron un 74,2% respecto al mismo periodo de 2007, con 406 nuevos procesos concursales, buena parte de ellos en constructoras, inmobiliarios e industria auxiliar (ver gráfico). Esta aseguradora, que control el 60% del mercado, indica que “Tanto éste como otros indicadores apuntan que vamos hacia un escenario económico con mayores tasas de impago, en el que las empresas demandan herramientas de gestión de crédito que les permitan identificar las oportunidades de crecimiento rentable”.

El aumento de los impagos beneficia, por tanto, a las firmas del seguro de este ramo, ya que produce un inmediato aumento en la demanda de las pólizas de crédito. La otra cara de la moneda no resulta tan positiva,pues mayores tasas de insolvencia suponen un aumento de la ratio de siniestralidad (que mide la proporción de primas recaudadas que se dedica al pago de indemnizaciones por siniestros).

Por todo ello, en Crédito y Caución consideran que el escenario actual de crisis crediticia e inmobiliaria “es, ante todo, un reto” para el sector. “No existe un momento malo para contratar un seguro de crédito”, añaden, y recuerdan que el primer efecto de suscribir este tipo de pólizas es la prevención del impago, gracias a un análisis pormenorizado de cada operación comercial que va a cerrar el asegurado (ver información adjunta).

El seguro de crédito fue el ramo que más creció en 2007 de todo el negocio asegurador, al lograr un volumen gestionado de casi 734 millones de euros, lo que supone un 14,4% más que el año anterior (ver gráfico). El negocio de no vida aumentó un 5,4%, mientras que el de vida sólo creció un 1,3%.

Según expertos del sector, el mercado español de seguros de crédito es el cuarto más importante por volumen, después de Alemania, Francia y Estados Unidos. España, además, se ha convertido en el mercado que presenta una mayor penetración del producto entre las pymes, por encima del 21%. La firma líder del negocio es Crédito y Caución, cuyas pólizas contra impagos protegen ya a más de 30.000 empresas.

Cualquier empresa que vende a crédito puede suscribir este tipo de seguros. El producto tiene tres fases: prevención, indemnización y recobro. La prevención supone que la aseguradora estudia la solvencia real de las compañías y podrá cortar las relaciones antes de que se produzca la quiebra y lleguen los impagos.

En caso de impago, la aseguradora indemniza a su cliente. Lo normal suele ser el 80% de la deuda. Aseguradora y moroso negocian el pago de la deuda. Cuando el caso va la vía judicial, las aseguradoras consiguen cobrar del 15% de las empresas en quiebra.

Listas de Morosos: Cómo se entra. Cómo se sale.

La subida de los tipos de interés ha provocado que las familias españolas tengan cada vez más dificultades para pagar sus préstamos. Los datos sobre morosidad del Banco de España así lo confirman. Pero no todos los ciudadanos conocen qué son los registros de mororosos, cómo pueden entrar en ellos, cómo pueden salir y que consecuencias acarréa estar en esas listas. Aquí aclaramos sus dudas.

¿Qué son los registros de morosos?

Serficoin, empresa de externalización de servicios para entidades financieras, define los registros de morosos como ficheros automatizados de datos que sirven para reflejar los incumplimientos en los pagos tanto de personas físicas como jurídicas. Esto se hace para que las entidades crediticias puedan conocer y ponderar la situación de un potencial cliente que solicita financiación.

Los listados de morosos, dadas sus consceuencias negativas para aquellos que están incluidos en ellos, tienen el deber de ser escrupulosamnete correctos y transparentes y permitir al moroso su rehabilitación en el mercado.

¿Cómo puedo entrar en una lista de morosos?

Para que a una persona o empresa se le pueda incluir en un registro de este tipo se deben dar las siguientes circunstancias:

– Que exista una deuda cierta, vencida y exigible que haya resultado impagada.

– Que se le haya solicitado el pago y que éste no se produzca.

– No tiene que existir una prueba documental que contradiga los dos requisitos anteriores.

Sólo se podrá registrar en una lista de morosos a las personas o entidades que cuenten con impagos a sus espaldas en los últimos seis años. En todo caso, se podrá introducir en el archivo a un ciudadano a partir del cuarto mes de impago, contando desde el vencimiento de la obligación incumplida o del plazo en concreto de la misma si fuera de cumplimiento periódico.

El impago de una persona sólo podrá estar registrado en el fichero de morosidad durante un plazo máximo de seis años, periodo que se contabilizará a partir de la inclusión del dato en el registro y, en todo caso, a partir del cuarto mes desde el vencimiento de la obligación.

El responsable del fichero debe notifica al afectado su inclusión en el mismo.

¿Cómo salir de un registro de morosos?

Para darse de baja en una de estas listas el afectado deberá acreditar el pago de la deuda junto con una fotocopia del DNI. Así, deberá enviar una comunicación que le permita acreditar el envío y la recepción del mismo al responsable del fichero común o a la empresa que presta los servicios de información de solvencia patrimonial. Si se desconoce la dirección del responsable del fichero se puede solocitar en la agencia Española de Protección de Datos.

El titular del fichero deberá responder sobre la eliminación de la persona de sus archivos en los diez días siguientes. Si el afectado no recibe una contestación en ese plazo o ésta es insatisfactoria, puede reclamar ante la Agencia Española de Protección de Datos, acompañando la documentación acreditativa de haber solicitado la cancelación de los mismos.

Las personas que se hayan visto perjudicadas por una vulneración de la normativa de protección de datos tienen derecho a recibir una indemnización.

¿Cómo actúan los bancos o cajas en caso de un impago?

Las entidades financieras trantan de forma diferente los impagos de las deudas, pero Serficoin describe un método general de actuación:

– Durante los primeros 20 días de impago, las entidades se ponen en contacto con el deudor para informarle de la deuda, por si se tratase de un olvido de éste.

– Si el impago persiste, la entidad envía avisos más “convincentes” en los que se suelen especificar los intereses de demora y las comisiones fijadas en el contrato del préstamo, que pueden oscilar entre el 5% y el 10%.

– A los tres meses del impago las entidades intensifican sus acciones con el objetivo de conseguir el pago de la deuda o, en su defecto, negociar una nueva forma de pago que se ajuste a las necesidades del cliente.

– Cuando han pasado seis meses y no hay acuerdo en la nueva forma de pago o persite el impago, las entidades acuden a la vía judicial con la presentación de una demanda.

¿Qué consecuencias tiene el impago de una deuda?

Una vez que las entidades financieras o los perjudicados por la deuda hayan presentado una demanda de pago, se da paso al embargo de la vivienda o de los bienes con los que el moroso puede responder al impago si ésta es aceptada

A partir de este momento, el moroso tiene la posibilidad de presentar un acuerdo de pago en el que se incluirán los costes judiciales, lo que puede impedir la subasta de sus bienes.

Si no se llega a un acuerdo se produce la subasta de la que la entidad o el acreedor obtendrá el pago de la deuda, incluidos los intereses de demora, comisiones, costes judiciales y demás gastos.

Fuente

Análisis de Balances: El Fondo de Maniobra

Dentro del Análisis del Balance, el Fondo de Maniobra resulta un dato fundamental para comprobar la salud de nuestra empresa.

El Fondo de Maniobra (FM) o Capital Circulante (Working Capital) es aquella parte del activo corriente que es financiado por el pasivo no corriente, es decir, con recursos a largo plazo. De una forma coloquial podríamos definirlo como aquel excedente del activo corriente de la empresa (disponible, realizable y existencias) que nos queda después de hacer frente a nuestros compromisos de pago a corto plazo.

El Fondo de Maniobra se puede calcular de las siguientes formas:

Fondo de Maniobra = Activo Corriente – Pasivo Corriente
Fondo de Maniobra = (Patrimonio Neto +Pasivo no Corriente) – Activo no Corriente

Creo que está claro, que si el Fondo de Maniobra es lo que nos queda después de hacer frente a nuestras deudas y obligaciones a corto plazo, siempre ha de ser positivo.

La estructura óptima del balance, por tanto, debería ser:
Fondo de Maniobra

Si nuestro pasivo corriente fuera mayor que el activo corriente, significaría que nuestras deudas a corto plazo son mayores que los recursos de los que disponemos para hacerlas frentes, lo cual es peligroso.

¿Y si nuestro Aactivo Corriente es igual al Pasivo Corriente? Intuitivamente, podríamos decir que la liquidez está asegurada, ya que nuestros activos líquidos son iguales a las deudas a corto. Pero, ¿qué pasaría si uno (o varios) de nuestros deudores no nos paga a tiempo? Pues que nuestros activos líquidos ya no serán igual a nuestras deudas más inmediatas, con lo que no podrías hacer frente a todas ellas.

Como vemos, con un simple y rápido vistazo a un balance podemos determinar si una empresa es solvente o no (en el corto plazo). Aunque habría que detenerse un poquito más en realizar un análisis algo más detallado en la estructura del activo corriente, porque un AC mayor que el PC no siempre garantiza que la empresa esté bien preparada.

Primero, recordamos que el activo corriente se compone de:

Existencias: Son los activos poseídos para ser vendidos en el curso normal de la explotación, en proceso de producción o en forma de materiales o suministros para ser consumidos en el proceso de producción o en la prestación de servicios. Se incluyen las mercaderías, las materias primas, aprovisionamientos diversos, los productos en curso, semiterminados y terminados, etc.
Realizable: Es el saldo de nuestros deudores a corto plazo, y que se convertirán en disponible en menos de un año.
Disponible: Representa los activos más líquidos e incluye la tesorería: La caja, los saldos en bancos e instituciones de crédito y, además, otros instrumentos financieros líquidos, es decir, las inversiones financieras convertibles en efectivo, con un vencimiento no superior a tres meses desde la fecha de adquisición, que no tengan riesgos significativos de cambio de valor y que formen parte de la política de gestión normal de la tesorería de la empresa.

La estructura óptima del Activo Corriente debería ser aquella en la que el disponible y el realizable sean (más o menos) igual al pasivo corriente. ¿Y esto por qué debería ser así? Porque si la mayor parte del activo corriente resultasen ser existencias y no se venden (por ejemplo, porque hay una crisis económica) resultaría que realmente sólo podríamos contar con el realizable y con el disponible, y si ambos sumados son mucho menor que las deudas pendientes, pues no habría nada que hacer, es decir, no tendríamos con que hacer frente a nuestros pagos más inmediatos.

Por tanto, para que un Fondo de Maniobra fuera realmente óptimo, además de ser positivo debería disponer de un realizable y un disponible lo suficientemente alto como para poder hacer frente a las deudas a corto plazo.

Obviamente, dependerá de la empresa, el sector, ciclo de explotación, plazo medio de cobro y pago, etc. la mejor composición del activo circulante, pero con estos pequeños detalles sobre el Fondo de Maniobra, nos podemos hacer una idea de la situación de cualquier empresa y, por supuesto, de cómo debería estar nuestra propia empresa. Sin olvidarnos, que tampoco es conveniente tener “demasiado” dinero efectivo, ya que podríamos estar perdiendo oportunidades de inversión más rentables para nuestra empresa.

Y si lo que queremos es ver en que situación está una empresa de la competencia o una empresa cliente, además de hacer este sencillo análisis de su activo corriente también podríamos comprarlo con el balance de otras empresas similares o con la media del sector. Así nos podremos hacer una idea más completa de si el balance que estamos viendo se ajusta o no a lo que debería ser.