Un signo claro de la “desaceleración” (así llamada por el gobierno, mientras otros la llamamos crisis) de la economía española es la reducción en la creación de empresas nuevas, lo que conlleva implícitamente en la reducción de creación de nuevos puestos de trabajo.
En marzo se han creado un 40% menos de empresas que en mismo mes del año anterior, lo que sigue la tendencia bajista de meses anteriores (febrero un 16% menos, enero un 21% menos, diciembre un 4%).
Este drástico recorte en la creación de empresas incide directamente en el desempleo, ya que sin la creación de nuevas empresas y con las existentes reticentes de aumentar sus gastos fijos, es muy difícil la absorción de los nuevos desempleados que, sobretodo, está aportando el sector inmobiliario.
El gobierno nos decía que el problema del ladrillo y la cantidad de personas que se iban a quedar sin empleo podría ser absorbido por otros sectores empresariales. Sin embargo, la mayoría de los sectores están afectados por la “desaceleración” y no se crean nuevas empresas que puedan absorber este excedente de capital humano, por tanto, ¿a qué sector se refería el gobierno? Efectivamente, al sector “busco trabajo” liderado por el INEM.