Por Paul Taylor, Director General para Europa de VocaLink
A pesar del inminente cumplimiento de la fecha límite, todavía sigue el debate en toda Europa, con los bancos de la Eurozona cuestionándose sobre qué enfoque deben tomar con respecto al Débito Directo SEPA (SDDs, de SEPA Direct Debit). En noviembre de este año todos los bancos deben haber completado la implementación de sistemas que les permita recibir SDDs, pero está claro que una gran proporción de las entidades todavía no ha empezado con sus proyectos. Hay muchos motivos para esta vacilación pero principalmente destaca la preocupación sobre si existe una ventaja económica para migrar. Así y todo, podemos afirmar que sí existe dicha ventaja, y no sólo en términos de cumplir con los requerimientos regulatorios.
El camino al SDDs empezó hace diez años con el lanzamiento del Plan de Acción para los Servicios Financieros de la UE (FSAP por sus siglas en inglés, Financial Services Action Plan), un esquema ambicioso diseñado para crear un mercado único para los servicios financieros en la Unión Europea. De ahí surgió la idea de la Zona Única de Pagos en Euros (SEPA, de Single European Payment Area), que es una parte importante de la visión para armonizar las industrias bancarias de los estados miembro. Con cerca de 70.000 millones de transacciones anuales, Europa cuenta con casi una tercera parte del volumen de los pagos bancarios y los países de la Eurozona cuentan con cerca del 73% de este total. Por ello, crear un área uniforme de pagos para la Eurozona fue siempre un plan ambicioso.
El primer paso, la migración a las Transferencias de Crédito SEPA (SCTs, de SEPA Credit Transfer) en los primeros meses de 2008, se cumplió sin mucho problema. Esto fue en gran parte por el hecho de que el modelo para los servicios de transferencias de crédito ya estaba en marcha. Es más, las SCTs no supusieron un trastorno tecnológico o financiero significativo para los bancos o las corporaciones.
El siguiente hito de la SEPA – el Débito Directo SEPA (SDDs) – que se pondrá en funcionamiento en noviembre, está suponiendo un mayor reto. Los bancos que aún no han empezado sus proyectos SDD necesitan urgentemente definir su ámbito empresarial para la migración SDD y elegir un camino sencillo para su implementación si quieren cumplir con la fecha límite y disfrutar de los beneficios de una única zona de pagos en euros.
El paso al SDD es complicado por el hecho de que los riesgos y los mandatos SDD son diferentes en cada país. Es más, casos específicos como las tasas para el nivel de intercambio en los débitos directos internacionales han supuesto un punto complicado. Hasta la fecha, cada país ha tenido diferentes necesidades y estructuras de cargo, pero hasta hace poco las autoridades europeas no han indicado ni clarificado las tasas de intercambio para los servicios que los bancos se suministran entre sí. Por ejemplo, Francia ha cobrado siempre 0,12€ por débito directo mientras que la mayoría de los países ofrecen dicho procesamiento gratuitamente a través del pago cruzado. Italia, sin embargo, tiene un producto totalmente diferente con lotes y estructuras de fechas que permiten a los bancos italianos la capacidad de generar un margen significativo en el procesamiento de los débitos directos. Tal enfoque tendrá que cambiar bajo las normas del SDD y también de la Directiva de Servicios de Pago (PSD, de Payment Services Directive), que ofrece la plataforma legal necesaria para la SEPA. De hecho, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo acaban de anunciar que los bancos europeos tendrán que abolir las tasas de intercambio sobre las transacciones de débito directo en el 2012 bajo las normas antimonopolio de la Unión Europea.
Como resultado de la confusión acerca de cuestiones como las tasas de intercambio, muchos bancos no disponen de suficiente claridad para dar apoyo a su ámbito empresarial SEPA, luchando por justificar un entorno financiero convincente para la migración, cumplimientos aparte. Además, los bancos de la zona suelen verse incapaces de articular los beneficios del cumplimiento SDD para su base de clientes corporativos. Después de todo, hasta la llegada del SDD simplemente no era posible llevar a cabo débitos directos internacionales, por lo que, si han sobrevivido tanto tiempo sin ellos, pocos son capaces de percibir el valor que la introducción de los SDDs supondrá para su negocio.
A medio plazo, los SDDs reemplazarán los procesos de transferencias domésticas, y ya no serán requeridas las infraestructuras y formatos antiguos. De todas formas, los bancos de la Eurozona necesitan darse cuenta que, a pesar de los costes iniciales involucrados en la migración a los sistemas de pagos conformes a SEPA, habrá numerosos beneficios empresariales a largo plazo, particularmente en el clima económico actual. Estos beneficios necesitan ser comunicados y comprendidos en mayor profundidad – tanto por los bancos como por sus clientes corporativos.
De manera más significativa, la migración a los instrumentos SDD resultará en considerables reducciones en los costes relacionados con los pagos de transacciones. Los SDDs llevarán a una centralización de la función de la gestión del efectivo dentro de los bancos, facilitando el uso de un solo set de servicios de pago a través de una sola infraestructura de pagos centralizada. Ya se ha calculado que el ahorro en costes relacionado con dicha centralización de los sistemas bancarios de transacción puede por ejemplo, llegar a los 60 millones de euros por año.
De hecho el Banco Central Europeo (BCE) hace hincapié en este punto. De hecho, Gertrude Tumpel-Gugerell, miembro de la junta ejecutiva del BCE, ha exigido recientemente fijar una fecha definitiva para la migración de los sistemas nacionales, siendo una razón clave que “es ineficiente y costoso el tener dos sistemas en funcionamiento de manera paralela en un periodo de tiempo prolongado” (Finextra, 17 de marzo de 2009). Es más, no sólo los bancos multinacionales con oficinas en varios países de la Eurozona serán los que esperen ver beneficios; un banco de un tamaño pequeño-mediano con sólo unas pocas oficinas pero con una base de clientes multinacional que requiera los pagos SEPA también se beneficiará financieramente del nuevo sistema de pagos. Los gastos operacionales se verán reducidos mediante la eliminación de la duplicación de sistemas y procesos multinacionales existente y con la implementación de una solución centralizada que se despliegue de manera uniforme y consistente para los clientes del banco en sus mercados locales.
Los bancos necesitan considerar el hecho de que, en el proceso de implementación del SDD, cada mandato de débito directo será identificado por un ‘número’ de mandato único que será incluido por el acreedor en el primer y los sucesivos cobros. En vez de requerir los números básicos de la cuenta bancaria (BBANs), los bancos también necesitarán los números de la cuenta bancaria internacional (IBANs) y los códigos de identificación del banco (BICs) para todas las transacciones internacionales. Algunos países, como Italia, también han sustituido sus estándares para el número de cuenta local con el formato del BIC y del IBAN para sus pagos nacionales. Así y todo, esto requiere que los bancos analicen las soluciones para la creación, validación e intercambio electrónico de los mandatos SDD en un entorno en tiempo real.
También es obvio que en el entorno económico actual, es un reto para los bancos justificar gastos en nuevas tecnologías. De todas formas, migrar a un sistema de pagos SDD ayudará a las instituciones financieras a reducir sus costes administrativos y potenciar la seguridad para los acreedores, mientras que los deudores encontrarán más conveniente la firma electrónica para los mandatos de débito directo.
Sin embargo, a pesar de las restricciones actuales en el gasto, la crisis económica actual no debe utilizarse como excusa para ralentizar el trabajo relacionado con SEPA que ya está en marcha. La migración a los instrumentos SEPA es necesaria para asegurar que Europa va más allá en los servicios de pago, para incrementar la eficiencia en los pagos y para adoptar la innovación a través de una plataforma de pagos nueva y moderna.
En esta etapa hay muchos retos que afrontar, como los costes de implementación, los tiempos, la integración con otros sistemas, a la vez que se cumple con los requerimientos y las expectativas de los clientes. Así y todo, mediante la eliminación de la fragmentación de los sistemas de pago actuales y avanzando hacia los instrumentos armonizados de pago y hacia los estándares de procesado en todos los países de la Eurozona estamos contribuyendo a una posición más fuerte para la Unión Europea. Si se tratan los requerimientos de SEPA ahora, los bancos europeos también estarán en una posición adecuada para acatar los requerimientos futuros de SEPA, minimizar los gastos administrativos y de mantenimiento asociados con los sistemas de pago y reducir los costes de transacción para sus clientes corporativos. Ahora es el momento adecuado para actuar.
VocaLink es una empresa líder en Europa proveedora de servicios de transacciones y de pagos automatizados para entidades financieras, grandes empresas y organismos gubernamentales.