Parece que ahora todos tenemos claro que el milagro económico español se apoyaba en dos pilares de dudosa sofisticación: Consumo Interno y Sector Inmobiliario. Además, parece que ahora todos tenemos claro que la revalorización de los activos inmobiliarios ha permitido a las familias consumir más a costa de su endeudamiento.
En economía los mecanismos de transmisión, o relaciones causales, son inevitables. Por tanto, al estancarse el mercado inmobiliario, no han hecho falta muchos meses para que directamente se vea su impacto negativo en el consumo interno y especialmente en el comercio minorista.
Como muestra, la siguiente noticia leida en El Pais:
“El comercio ha entrado en una senda de descensos que amenaza con ser prolongada. Las ventas han caído un 3,4% en el último año, según los datos que hizo ayer públicos el Instituto Nacional de Estadística. Se trata del quinto descenso consecutivo en este indicador, que refleja la menor disposición de los consumidores a gastar. La cifra es más significativa si se tiene en cuenta que elimina el efecto de la inflación y las diferencias de días hábiles entre el mes pasado y abril de 2007.
Los bienes más afectados por esta caída de las ventas son los de equipamiento del hogar (muebles, electrodomésticos, ordenadores…), más caros y prescindibles. Por el contrario, la alimentación aún crece un 1,2%.
La atonía del consumo alcanza a casi todos los negocios. De momento, sólo se salvan las grandes cadenas (las que tienen un mínimo de 25 locales), que logran un alza del 5,9%. No ocurre lo mismo con las grandes superficies (locales con más de 2.500 metros cuadrados), las más castigadas por la nueva coyuntura, con un descenso del 2,3% en las ventas. “