El otro día leyendo la versión digital de The Economist me encontré con un artículo ciertamente sorprendente sobre los rasgos faciales de las personas y su capacidad de solvencia. El título del artículo lo dejaba bien claro “La solvencia de la gente, al parecer, puede verse en su aspecto”.
Hace años, la “ciencia de la fisonomía” era considerada una burla y nadie le hacía caso. Pero al parecer ahora se está poniendo de moda y su ideario de que “la cara es el reflejo del carácter” se empieza a tomar en serio.
Está claro que la apariencia de una persona es importante y que se tiene en cuenta en prácticamente cualquier asunto de la vida. Las facciones de un hombre pueden mostrar su agresividad o incluso su visión para los negocios. Todo el mundo asocia la belleza con el poder y la riqueza. Pero ahora los estudios van más allá y se centran en los aspectos morales. El Dr. Jefferson Duarte, de la Rice University de Huston (Texas, EE.UU.) y sus colegas afirman que la capacidad de solvencia de una persona puede verse en su cara. ¡Ahí es ná!
Para fundamentar su hallazgo, el Dr. Duarte y su equipo se fue a Internet y centró su estudio en una de las nuevas sites de préstamos entre particulares (webs p2p, peer to peer, o persona a persona). En este tipo de webs, se registran aquellas personas que necesitan dinero y aquellas otras que están dispuestas a prestar su dinero. De esta forma, los prestatarios o candidatos al préstamo indican el importe que necesitan, “cuelgan” su situación financiera, patrimonio, historial crediticio, trabajo, estudios, etc. y en ocasiones (aunque no es obligatorio) también incluyen una foto. Los prestamistas, analizan toda esta información y deciden a quién prestan su dinero y a qué tipo de interés.
Todas las operaciones son de dominio público, es decir, todo el mundo puede ver quien solicita dinero, puede ver a quien se le ha prestado dinero, y a quien se le ha denegado. Por tanto, si se seleccionan aquellos préstamos con foto incluida, se puede analizar la calidad crediticia asociada al rostro.
El Dr. Duarte eligió para su estudio la página americana Prosper.com. Y su estudio tenía dos intenciones. Por un lado, ver si existían prejuicios basados en la fisonomía para establecer la capacidad de solvencia y, segundo, si realmente existían estos prejuicios, comprobar si estaban justificados o no. Es decir, el propósito era establecer por la foto si una persona sería capaz de devolver un préstamo y, una vez clasificado, ver si efectivamente lo devolvió o no.
Para hacer el estudio, el Dr. Duarte se fijó en otra web p2p, pero en este caso que se utiliza para subcontratar trabajos, es decir, a través de la web se relacionan aquellos que necesitan que alguien les haga una tarea (por ejemplo, pintar una casa) con aquellos dispuestos a realizarla. La página en cuestión es Mechanical Turk.
El equipo del Dr. Duarte recutó 25 trabajadores que ofrecían sus servicios en Mechanical Turk y les pidieron que evaluaran las fotografías de posibles prestatarios que habían solicitado un préstamo en Prosper.com. En concreto, debían puntuar, en una escala del 1 al 5, el grado de confianza que les transmitían los solicitantes y que estimasen la probabilidad de que cada uno fuera capaz de devolver un préstamo de 100 dólares. Y todo ello basándose únicamente es su fotografía. También se les pidieron que valoraran otros aspectos, como el género del solicitante, su raza, edad, belleza y obesidad. Y los 25 resultados de cada fotografía se agruparon, se ponderaron y se analizaron.
Los investigadores analizaron 6.821 peticiones de préstamo, de las cuales sólo 733 fueron aceptadas. El primer hallazgo que se encontraron fue que las valoraciones de confianza y de probabilidad de repago del préstamo realizadas por los trabajadores de Mechanical Turk se correlacionaban con la calificación crediticia basada en los historiales crediticios de los candidatos. Es decir, si los trabajadores se fiaban de un candidato, tal confianza era avalada por el historial crediticio del candidato. Y seguía esa correlación cuando se tenían en cuenta las otras variables como belleza, raza y obesidad. Al parecer, una “fisonomía sospechosa o tramposa” es independiente de esos factores.
Esa “sospechabilidad” también fue reconocida por aquellos que se jugaban el dinero, por los prestamistas. La gente considerada como de poca confianza por los trabajadores de Mechanical Turk tuvieron menos probabilidades que el resto para conseguir el préstamo (se les ofrecieron menos préstamos), y si se lo ofrecían, les pedían un interés de 1,82 puntos más alto (de media) que al resto de candidatos.
Por tanto, en cuanto a la confianza crediticia, la fisonomía funciona. Aunque lamentablemente, el estudio del Dr. Duarte no pretendía buscar aquellas características que le señalan a uno como “de confianza”. Pero seguro que ahora las agencias de crédito están trabajando en ello.
Como pudo concretar el Dr. Duarte (aunque no muy bien el por qué), el rostro de una persona determina aquellos individuos potencialmente morosos de aquellos que no lo son. Ahora bien, si supiéramos que rasgos son aquellos que dan confianza y los que no, siempre podremos hacernos unos “retoques” estéticos para ser económicamente más atractivos, si es que nuestra cara no es de fiar.