Uno de los grandes motores de la economía ha sido el consumo privado. A su vez, el consumo privado se ha apoyado en el crédito al consumo: Muebles, viajes, lavadoras, coches, ordenadores, etc. Los últimos años en España se ha financiado todo.
Hasta el año 2007 la morosidad en el crédito al consumo era algo puntual y controlado. Pero en 2008 no se pagaron 21.130 Mill. de euros por compras y servicios con pagos aplazados, lo cual representa un aumento del 84% sobre el año 2007.
En caso de incumplimiento de pagos, se puede: Refinanciar la deuda alargando los plazos de pago o directamente proceder a intentar el recobro prejudicial y judicial si el primero no fructifica.
El juicio monitorio está especialmente indicado para cantidades de dinero de baja cuantía. En post anteriores lo hemos tratado con profundidad. En caso de fallo judicial en contra del deudor y no pagar, el juez puede ordenar el embargo de los bienes del deudor por todo el importe de la financiación pendiente, y no solo por la cuota que se dejó de pagar.
Respecto de las cantidades a pagar, hay que tener en cuenta que casi siempre el impago de un solo plazo supone el derecho al acreedor a demandar todo el importe de la deuda pendiente. Además hay que sumar intereses de demora y posibles costas del juicio.
Hay que señalar que la morosidad se está cebando especialmente con las tarjetas de compra de comercios: es la forma de financiación más cara (15%-20% TAE) pero también la que más riesgo de impago tiene cuando el ciclo económico está en la zona baja como actualemente ocurre.
Casi todos los grandes comercios disponen de una tarjeta de este tipo: MediaMarkt, carrefour, El Corte Inglés, Fnac, Ikea, etc. No disponemos datos acerca de su morosidad en los últimos meses, pero probablemente sea mucho más alta que en otro tipo de financiaciones.