El 56% de las empresas españolas declaradas en concurso de acreedores en 2008 son consecuencia directa de la crisis del sector de la construcción. Esta es una de las principales conclusiones del informe sobre la evolución de los procesos en España durante los últimos tres años. Pero la fuerte de crisis inmobiliaria comienza a dañar otros sectores de la economía.
En su informe, se diferencia los tres principales tipos de actividad ligados al sector de la construcción (CNAE 45):
- La construcción de infraestructuras, que comprende las obras de ingeniería civil y de equipamiento colectivo. El porcentaje de empresas concursadas en este segmento respecto al sector global de la construcción es del 24%. Actividades como la construcción de carreteras, autopistas, aeródromos o instalaciones deportivas, obras hidráulicas, grandes movimientos de tierras o construcción de redes duplican el número de concursos frente a 2007. Pese a no depender tanto de la coyuntura económica como otros sectores, su exposición al retraso en el pago por parte de las Administraciones Públicas (especialmente la administración local) ha contribuido a agravar la delicada situación financiera de muchas empresas, lo que, finalmente, las ha llevado a la quiebra.
- La edificación, de carácter residencial (viviendas) o no residencial (oficinas, naves industriales, etc.) suma el porcentaje de concursos de acreedores más alto, con un 73% del total. Las sociedades vinculadas a la construcción de edificios, instalaciones eléctricas, fontanería, revocamiento, carpintería, cerrajería, pintura o instalación de climatización son las que experimentan un mayor número de quiebras entre 2006 y 2008. En 2008, el número de concursos de sociedades se ha triplicado prácticamente.
- La rehabilitación y el mantenimiento, con un porcentaje del 3%, es el segmento menos afectado por la crisis en el sector de la construcción. Al trabajar bajo pedido, este tipo de actividades no se ven afectadas por el desequilibrio actual entre oferta y demanda. Por ello, los concursos de acreedores para el año 2008 muestran una cifra menor que para 2007. Durante la anterior crisis inmobiliaria vivida en España), este segmento se convirtió en un buen refugio, por previsiblemente habrá empresas constructoras, especialmente pymes, que reorienten su actividad a este sector. El motivo de la escasa o casi nula afectación es debido a que muchos consumidores, que retrasan o anulan su intención de cambio o compra de nuevas viviendas, adoptan la alternativa de reforma de su vivienda actual.
Efecto dominó sobre otros sectores
Junto al efecto directo sobre el sector inmobiliario, que es quien vende las viviendas a las economías domésticas y a las empresas, la demanda sobre el sector de la construcción moviliza también recursos de otros muchos sectores.
Los trabajos previos de extracción de materiales, la adaptación y preparación de dichos materiales, la fabricación de estructuras metálicas o la fabricación de muebles son algunos ejemplos del flujo de actividad minera e industrial generado por la construcción.
Muchas empresas distribuidoras generan asimismo riqueza y empleo intermediando en el intercambio de bienes relacionados con la construcción (tejas, azulejos, muebles, artículos para el hogar, ferretería, alarmas de seguridad, pinturas, barnices) por lo que, cuando se ralentiza la demanda de viviendas también se ralentiza la demanda del sector constructor a esos otros que le abastecen. Por ello, el efecto arrastre del sector de la construcción es significativo y, a diferencia de años anteriores, el grupo de actividades dependientes de la construcción destaca sobre el resto de sectores de la economía por el número de concursos de acreedores presentados en 2007 y, especialmente, en 2008.
Esto siempre nos afecta a los mismos. A los trabajadores.