Se presenta el nuevo Informe de Constructoras, que permitirá valorar el riesgo comercial específico de las empresas del sector, adecuándose al ciclo económico actual.
El incremento de los impagos sufrido en 2008 en las operaciones comerciales a crédito entre empresas españolas ha sido especialmente virulento en el sector de la construcción (un 40% sobre el total), además, las previsiones sobre la evolución de la morosidad en este sector, al ser usuario intensivo de financiación ajena, indican un empeoramiento por la crisis financiera actual.
Se ha elaborado el Informe de Constructoras, cuyo fundamento principal es determinar la capacidad que tiene un cliente para devolver la deuda a su vencimiento, solucionando así el binomio riesgo-negocio.
Entre los contenidos del informe destacan los Indicadores Clave de Riesgo que responden a tres cuestiones clave en relación al deudor: ¿Ha pagado anteriormente?, ¿Puede pagar ahora? y ¿Podrá pagar al vencimiento? En definitiva, incluye la información suficiente para ayudar a decidir qué política de crédito aplicar a cada constructora. Esta información se completa además con comentarios cualitativos del analista que proporcionan el conocimiento suficiente para conocer cuáles son los puntos débiles de cada empresa, y sus aspectos conflictivos o dudosos.
Para no limitar la decisiones de negocio a un análisis singular de la empresa, en un sector como la construcción donde es frecuente el “efecto dominó de quiebras en cadena”, el Informe de Constructoras es el primero del mercado que incluye información sobre la Influencia del Entorno, que traslada la situación de los clientes y promotores de la empresa analizada y pondera la posibilidad de que la empresa se vea afectada por el impago de un cliente o promotor de relevancia y se vea inmersa en una espiral de morosidad.
Finalmente, puesto que las circunstancias de este mercado y las empresas que lo componen varían casi diariamente, el Informe de Constructoras se complementa con un Servicio de Vigilancia Activa (SVA), que permite la detección temprana de riesgo de impago a través de un control exhaustivo y continuo de todos los cambios de relevancia que puedan afectar la estabilidad financiera de la empresa.