La agencia de calificación Standard & Poor’s rebajó recientemente el rating de la deuda soberana española desde AAA a AA. Vamos a intentar resumir el funcionamiento de las agencias de rating:
En la actual crisis han estado implicadas dichas agencias otorgando altas calificaciones a productos de deuda estructurada que posteriormente se descubrieron de muy baja calidad. No obstante, el lugar que ocupan las agencias de calificación en el mundo financiero es difícilmente sustituíble en la actualidad, por lo que hasta que no aparezcan nuevas alternativas, el sistema financiero tiene que vivir con ellas. Sus ratings son indispensables para la gestión del riesgo en los mercados financieros.
¿Quién paga a las Agencias de Rating?
El trabajo de las agencias está remunerado. Sus honorarios son costeados generalmente por los emisores de deuda a quien califican. Aquí encontramos la misma incongruencia que existe en el mundo de la auditoría: te pago por examinarme. Con lo cual siempre existirá la sospecha de que la nota del examen sea demasiado alta. En un sistema financiero ideal, lo adecuado sería que fuera el comprador de deuda y no el emisor el que costeara los honorarios de las agencias de calificación.
¿Quienes son?
Existen tres agencias principales que funcionan en régimen de oligopolio a nivel mundial: Standard & Poor’s, Fitch Ratings y Moody’s. Cada una de ellas tiene su propio sistema de calificación y su propia metodología, aunque con muchas similitudes entre sí. Sus clientes son cualquier empresa o institución que acuda a los mercados a financiarse: bancos, corporaciones, compañías de seguros, ayuntamientos o estados. La agencia de rating examina por tanto productos de deuda: Bonos o Letras del Estado, Obligaciones empresariales, Cédulas Hipotecarias, etc.
Qué es el Rating
El rating se utiliza para clasificar la capacidad de reembolso de deuda de sociedades e instituciones. El rating sobre el emisor o el instrumento de deuda será su tarjeta de presentación en los mercados. La calificación será proporcional al riesgo en sentido inverso . La calificación será proporcional al riesgo en sentido inverso de forma que los emisores con peor calificación tendrán que pagar más intereses por endeudarse.
La Metodología
Las agencias de rating siguen estrictas metodologías que al menos por el papel son impecables y parecen tener sentido. Por ejemplo, hace poco comentamos que Moody’s bajará el rating del Reino de España cuando sea necesario destinar al menos un 10% de los ingresos públicos a pagar intereses de deuda, lo cual puede ocurrir porque aumenten la deuda, porque se deterioren los ingresos fiscales, o las dos cosas a la vez. También explicamos en su día cómo evalúa Moody’s a la banca española. Los resultados de las califacaciones se expresan de forma distinta según la agencia que emita el rating, aunque todas usan un sistema de letras similar a las calificaciones escolares anglosajonas. Para conocer cómo funciona el sistema de calificaciones en cada agencia se recomienda leer esta entrada. En cualquier caso es importante señalar que las Agencias de Rating no se guían ni por los titulares de periódicos o por los escándalos políticos.
La fiabilidad de las Agencias de Rating
Visto lo ocurrido los últimos años, el gran debate ahora es si son fiables las calificaciones de las agencias de rating; y si no lo son, qué instrumento o institución ha de ocupar su lugar.
El gráfico adjunto muestra la poca fiabilidad de los ratings otorgados a CDOs (una especie de titulización hipotecaria) emitidos por los bancos durante 2005-2007. Las agencias de Rating erraron en sus calificaciones, siempre otrogando más solvencia y menos riesgo del que realmente había. La primera columna muestra el rating otorgado; la segunda la estimación de impago que calculó la agencia y la tercera el porcentaje de impagos que efectivamente hubo: Algo funciona mal cuando se vende deuda con una probabilidad de impago del 0,06% que luego resulta ser del 21%.
La reforma pendiente en la banca de inversión, si se da, traerá consigo la reforma de las agencias de calificación.
Una respuesta a “Guía para entender las agencias de rating”
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